miércoles, 18 de abril de 2012

Discriminar la Clase de Palabras según el Acento

Instrucciones: En la columna de la izquierda hay palabras a las que le falta una letra. Escribe la vocal correcta. Indica la clase de palabra según la sílaba tónica.

 



acentuaci_n
acorde_n
ac_stico
adem_s
val_r
_guila
_lamo
_lbum
algod_n
alg_n
arom_tico
rept_l
as_
Atl_ntico
at_n
autom_tico
b_ilan
b_rbaro
Barrab_s
Bartolom_
distribu_r
f_bula
gavi_ta
jabal_
nov_la
p_rvulo
vac_o
verd_go
v_ctima
v_deo
front_n
Jos_
J_car
laur_l
l_nea
M_laga
maniqu_
mant_l
d_cimo
m_rmol

Uso de los Acentos


Sílabas   tónicas y sílabas átonas
El acento es la mayor intensidad con que se pronuncia una sílaba en una palabra.
La palabra "castellano" está formada por cuatro sílabas cas - te - lla - no,  si las pronunciamos despacio y silabeando bien, podemos observar que la tercera sílaba "lla", es la que se pronuncia con mayor intensidad y es sobre ella sobre la que recae el acento; mientras que las otras tres, se pronuncian con un tono menos elevado. De esto se deduce que tenemos dos tipos de sílabas en castellano:





Sílabas tónicas Sobre las que recae el acento es - ta - do    //   por - tal     //  cán - ta - ro
Sílabas átonas Las que no llevan el acento san  - to       //  cán - ti - co,  //  lau - rel






 
Clasificación de las palabras por  el lugar que ocupa el acento


En castellano, todas las palabras tienen acento, si por tal entendemos la mayor intensidad, tono o fuerza que recae sobre una sílaba en cada palabra.
Según el lugar que ocupa esa sílaba en las palabras, éstas se clasifican en agudas, graves y esdrújulas, además de las terminaciones sobresdrújulas.
Son agudas las palabras que tienen mayor intensidad (acento) en la última sílaba.





a-mor co-ra-zón pa-red com-pás a-lud ca-
Son graves las palabras cuya sílaba tónica es la penúltima.





dia-rio jo-ven ár-bol cri-sis -mur e-xa-men
Son esdrújulas las palabras que lleva el acento en la ante-penúltima sílaba.





pró-xi-mo miér-co-les -ja-ro -ro-e -mi-na sin--ti-co
Las palabras (para algunos "terminaciones") sobresdrújulas tienen la misma característica que las esdrújulas, aunque el acento lo llevan en la anteantepenúltima sílaba.





-ga-me-lo no-ti--quen-se-lo trái-gan-nos-la







Regla de acentuación de las palabras agudas


Una de las confusiones mayores que presenta nuestra lengua escrita es provocada por la dificultad en la colocación del acento ortográfico o tilde, porque, si bien todas las palabras llevan acento, no todas llevan tilde.
Las agudas lo llevan cuando la palabra termina en "a-e-i-o-u,   vocal + n-s" (estas dos, no agrupadas con otra consonante); o   lo que es lo mismo: todas las agudas acabadas en vocal y las agudas acabadas en consonante -n ó -s.
  • Ejemplos con tilde:



ma- be- ma- ca- o-bús cons-truc-ción a-nís
  • Ejemplos sin tilde:



ho-nor ver-dad a-zul ce-nit
fe-liz re-loj ac-ti-tud per-so-na-li-dad

Regla de acentuación de las palabras graves o llanas
Las graves llevan tilde cuando la palabra termina en "cualquier consonante que no sea n o s" (a menos que estas dos estén agru-padas en otra consonante).



  • Ejemplos con tilde:




  • ú-til ás-pid ca-rác-ter al--rez ó-nix fór-ceps -ceps
    • Ejemplos sin tilde:



    vir-gen cri-men e-xa-men vo-lu-men o-ri-gen
    dic-ta-men mar-tes do-sis cie-lo sua-ve

    Regla de acentuación de las palabras esdrújulas y sobresdrújulas
    Las esdrújulas tienen la particularidad de que la sílaba tónica siempre coincide con el tilde, por lo tanto, "siempre llevan acento ortográfico".
    • Ejemplos:



    -gi-men -qui-na he--ti-co -si-ca
    tér-mi-no hi-po--ta-mo -li-do au-tén-ti-co



    Acentuación de las formas verbales
    Merece una especial atención el estudio de las  formas verbales no porque se apliquen reglas diferentes a las ya explicadas, sino que, por su frecuente uso, pueden ayudarnos a crear un hábito de acentuación.
    Presente de indicativo
    Se  acentúa siempre la segunda persona del plural -formas acabadas   en -áis,  -éis, -ís-, la razón es que se trata de palabras agudas acabadas en consonante -s y cuando la vocal anterior está diptongada se coloca la tilde en la vocal más abierta:






    amar
    = > a - máis



    comer
    = > co - méis



    partir
    = > par - ís
       Las formas cuyo infinitivo termina en -uar levan tilde sobre la ú, para deshacer el diptongo resultante:



         



    actuar
      
    = > ac- -o
    = > ac- -as
    = > ac- -a
    = > ac-tua-mos
    = > ac-tu -áis
    = > ac- -an
    Lo mismo le sucede a las formas de los verbos adecuar, evacuar, graduar, evaluar, etc. son excepciones los verbos acabados en -guar, en los que  se  forma diptongo menguo, menguas...
    Muchas formas verbales acabadas en -iar llevan tilde sobre la í para deshacer el diptongo, tal es el caso de los verbos liar, fiar, criar, arriar, hastiar, guíar, enviar, aviar, porfiar, etc.



      



    enviar
            
    = > en - - o
    = > en - - as
    = > en - - a
    = > en - via - mos
    = > en - vi - áis
    = > en - - an
    Pretérito imperfecto de indicativo y condicional simple
    Por lo que respecta al pretérito imperfecto  debemos distinguir los verbos de la primera conjugación en -ar, cuya terminación de pretérito imperfecto es en -aba, de los verbos de la segunda y tercera -er, -ir, cuya desinencia es en -ía.
    Sólo llevan tilde para  deshacer el diptongo, los de la segunda y tercera temer, partir, etc
    En cuanto a las formas del condicional simple, podemos decir que tienen las mismas terminaciones que el pretérito imperfecto, de donde deducimos que llevarán tilde en los mismo lugares que aquél.



                Pretérito imperfecto         Condicional simple



    temer
    = > te - - a



    amar
    = > ama - - a
    = > te - - as = > ama - - as
    = > te - - a = > ama - - a
    = > te - - a - mos = > ama - - a - mos
    = > te - - ais = > ama - - ais
    = > te - - an = > ama - - an
    El futuro imperfecto
    Terminan en sílaba aguda en todas sus formas, excepto en la primera persona del plural, de ahí que todas las formas lleven tilde menos ésta. La segunda persona del plural, ya sabemos  que termina en sílaba aguda acabada en -s, precedida   de diptongo y por tanto lleva la tilde sobre la vocal más abierta -éis.



         



    amar
      
    = > ama -
    = > ama - rás
    = > ama -
    = > ama - re - mos
    = > ama - réis
    = > ama - rán
    Pasado simple
    Es  frecuente su terminación en sílaba aguda, acabada en vocal y por tanto, llevan tilde:






    temer
    = > te -



    amar
    = > a -
    = > te - mis - te = > a - mas - te
    = > te - mió = > a -
    = > te - mi - mos = > a - ma - mos
    = > te - mis - teis = > a - mas - teis
    = > te - mie - ron = > a - ma - ron
    Presente de subjuntivo
    Tan sólo debe tenerse en cuenta la segunda persona se plural acabada en -áis o en -éis.






    amar
    = > a - méis



    comer
    = > co - máis



    partir
    = > par - tir

    domingo, 15 de abril de 2012

    Redacción y Estilo





     Es responsabilidad nuestra aprender, conocer, interesarse por el arte de la escritura, en cualquiera de sus manifestaciones.  


    -Las palabras son los utensilios, las herramientas del escritor. Y como en todo oficio o profesión es imprescindible el conocimiento –el manejo- de los utensilios de trabajo, así sucede también en el arte de escribir.

     Nuestra base, pues, es el conocimiento del vocabulario. El empleo de la palabra exacta, propia, y adecuada, es una de las reglas fundamentales del estilo. Como el pintor, por ejemplo, debe conocer los colores, así el escritor ha de conocer los vocablos.

    -Un buen diccionario no debe faltar nunca en la mesa de trabajo del escritor. Se recomienda el uso de un diccionario etimológico y de sinónimos.
    - Siempre que sea posible, antes de escribir, hágase un esquema previo, un borrador.

    -Conviene leer asiduamente a los buenos escritores. El estilo, como la música, también “se pega”. Los grandes maestros de la literatura nos ayudarán eficazmente en la tarea de escribir. 

    -“Es preciso escribir con la convicción de que sólo hay dos palabras en el idioma: EL VERBO Y EL SUSTANTIVO. Pongámonos en guardia contra las otras palabras.” (Veulliot) Quiere decir esto que no abusemos de las restantes partes de la oración.

    -Conviene evitar los verbos “fáciles” (hacer, poner, decir, etc.), y los “vocablos muletillas” (cosas, especie, algo, etcétera).
    -Procúrese que el empleo de los adjetivos sea lo más exacto posible. Sobre todo no abuse de ellos: “si un sustantivo necesita un adjetivo, no lo carguemos con dos”. (Azorín). Evítese, pues, la duplicidad de adjetivos cuando sea innecesaria.

    -No pondere demasiado. Los hechos narrados limpiamente convencen más que los elogios y ponderaciones.

    -Lo que el adjetivo es al sustantivo, es el adverbio al verbo. Por tanto: no abuse tampoco de los adverbios, sobre todo de los terminados en “mente”, ni de las locuciones adverbiales (en efecto, por otra parte, además, en realidad, en definitiva).


    -Coloque los adverbios cerca del verbo a que se refieren. Resultará así más clara la exposición.
    -Evítense las preposiciones “en cascada”. La acumulación de preposiciones produce mal sonido (asonancias duras) y compromete la elegancia del estilo.


    -No abuse de las conjunciones “parasitarias”: “que”, “pero”, “aunque”, “sin embargo”, y otras por el estilo que alargan o entorpecen el ritmo de la frase.


    -No abuse de los pronombres. Y, sobre todo, tenga sumo cuidado con el empleo del posesivo “su” –pesadilla de la frase- que es causa de afibología (doble sentido).


    -No tergiverse los oficios del gerundio. Recuerde siempre su carácter de oración adverbial subordinada (de modo). Y, en la duda… sustitúyalo por otra forma verbal.
    -Recuerde siempre el peligro “laísta” y “loísta” y evite el contagio de este vicio “tan madrileño”.


    -Tenga muy en cuenta que “la puntuación es la respiración de la frase”. No hay reglas absolutas de puntuación; pero no olvide que una frase mal puntuada no queda nunca clara.


    -No emplee vocablos rebuscados. Entre el vocablo de origen popular y el culto, prefiera siempre aquél. Evítese también el excesivo tecnicismo y aclárese el significado de las voces técnicas cuando no sean de uso común.

    -Cuidado con los barbarismos y solecismos. En cuanto al neologismo, conviene tener criterio abierto, amplio. No se olvide de que el idioma está en continua formación y que el purismo a ultranza –conservadurismo lingüístico- va en contra del normal desarrollo del idioma. “Remudar vocablos es limpieza.” (Quevedo).


    -No olvide que el idioma español tiene preferencia por la voz activa. La pasiva se impone: por ser desconocido el agente activo, porque hay cierto interés en ocultarlo o porque nos es indiferente.


    -No abuse de los incisos y paréntesis. Ajústelos y procure que no sean excesivamente amplios.

    -No abuse de las oraciones de relativo y procure no alejar el pronombre relativo “que” de su antecedente.


    -Evite las ideas y palabras superfluas. Tache todo lo que no esté relacionado con la idea fundamental de la frase o período.
    -Evite las repeticiones excesivas y malsonantes; pero tenga en cuenta que, a veces, es preferible la repetición al sinónimo rebuscado. Repetir es legítimo cuando se quiere fijar la atención sobre una idea y siempre que no suene mal al oído.
    -Si, para evitar la repetición, emplea sinónimos, procure que no sean muy raros. Ahorre al lector el trabajo de recurrir al diccionario.


    -La construcción de la frase española no está sometida a reglas fijas. No obstante, conviene tener en cuenta el ordene sintáctico (sujeto, verbo, complemento) y el orden lógico.
    -Como norma general, no envíe nunca el verbo al final de la frase (construcción alemana).
    -El orden lógico exige que las ideas se coloquen según el orden del pensamiento. Destáquese siempre la idea principal.


    -Para la debida cohesión entre las oraciones, procure ligar la idea inicial de una frase a la idea final de la frase anterior.
    -La construcción armoniosa exige evitar las repeticiones malsonantes, la cacofonía (mal sonido), la monotonía (efecto de la pobreza de vocabulario) y las asonancias y consonancias.


    -Ni la monótona sucesión de frases cortas ininterrumpidas (el abuso del “punto y seguido”), ni la vaguedad del período ampuloso. Conjúguense las frases cortas y largas según lo exija el sentido del párrafo la musicalidad el período.


    -Evítense las transiciones bruscas entre distintos párrafos. Procure “fundir” con habilidad para que no se noten dichas transiciones.
    -Procure mantener un nivel (su nivel). No se eleve demasiado para después caer vertiginosamente. Evite, pues, los “baches”.
    -Recuerde siempre que el estilo directo tiene más fuerza –es más gráfico- que el indirecto.


    -No se olvide que el lenguaje es un medio de comunicación y que las cualidades fundamentales del estilo son: la claridad, la concisión, la sencillez, la naturalidad y l a originalidad.
    -La originalidad del estilo radica, de modo casi exclusiva, en la sinceridad.
    -Pero no sea superficial, ni excesivamente lacónico, ni plebeyo, ni “tremendista”, vicios estos que se oponen a las virtudes antes enunciadas.
    -Además del estilo, hay que tener en cuenta el TONO, que es el estilo adaptado al tema.

    -Huya de las frases hechas y lugares comunes (tópicos). Y no olvide que la metáfora sólo vale cuando añade fuerza expresiva y precisión a lo que se escribe.
    -Huya de la sugestión sonora de las palabras. “Cuando se permite el predominio de la sugestión musical empieza la decadencia del estilo” (Middleton Murry). La cualidad esencial de lo bien escrito es la precisión.


    -Piense despacio y podrá escribir deprisa. No tome la pluma hasta que no vea el tema con toda claridad.
    -Relea siempre lo escrito como si fuera de otro. Y no dude nunca en tachar lo que considere superfluo. Si puede, relea en voz alta: descubrirá así defectos de estilo y tono que escaparon a la lectura exclusivamente visual.

    -Finalmente, que, la excesiva autocrítica no esterilice la jugosidad, la espontaneidad, la personalidad, en suma, del propio estilo. Olvide, en lo posible, todas las reglas estudiadas, al escribir. Acuda a ellas sólo en los momentos de duda. Recuerde siempre que escribir es pensar y que no debe constreñirse al pensamiento, encerrándolo en la cárcel del leguyelismo gramatical o lingüístico. 





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